Estado Liminal: La Vida de un Trabajador Sexual Migrante
La vida de un trabajador/a sexual migrante está sumergida en el estado liminal. Su existencia comienza como una aventura al embarcarse en un viaje al extranjero que busca conseguir mejores condiciones de vida, pero se convierte rápidamente en una lucha inframundana a fin de sobrevivir. Pasan días, meses y años apurados, cada segundo está poblado por el temor de perder todo aquello para lo que han trabajado duro durante tanto tiempo.
En su camino, su alegre optimismo y esperanza son intercambiados por la amargura y el vacío. Están arrojados al estado de liminalidad entre dos mundos, ni aquí ni allá. Este limbo divide su presente de lo que debe ser su futuro, y les impide gozar lo que se les ofrece. Deben renunciar a su hogar y sus raíces, y con desaliento aceptan los dolores, tragedias y soledad de la vida diaria.
No hay balance entre el trabajo y la recompensa. Cada céntimo conseguido por les muestra que sus esfuerzos están siendo ignorados. Han de evaluar la decepción que su trabajo conlleva, puesto que en general se paga mal y está poco reconocido. Por lo general, tienen un horario de trabajo muy intenso, con los turnos extenuantes sin ningún descanso. Sus condiciones laborales son precarias y socavan su dignidad.
La amenaza de la deportación es constante. La presencia policial les hace vivir con el impacto de una carga invisible. Están atrapados en una situación en la que enfrentan a diario amenazas raciales, amenazas a sus derechos laborales y a su libertad. No hay nadie a quién acudir para obtener justicia o protección. Están paralizados por el miedo, algo que pervive más allá del momento.
No tienen más remedio que conformarse con la mala vida que llevan. Están inmersos en esta vida en la que les espera una inevitable condena de fracaso. La depresión, el acoso y la amenaza son diferentes formas de estigma que han de aceptar. Esta carga invisible les obliga a esconder su identidad y sus relatos.
Mientras unos buscan la libertad, otros encuentran la estabilidad. En el proceso, se olvidan de lo que verdaderamente significa la libertad. Están privados de sus propios derechos, sin ningún reconocimientoas. No existe ninguna ayuda, nadie que les escuche y ninguna esperanza de vida. La libertad es cuestionada, dando paso a una nueva vida caracterizada por la inseguridad.
No hay tiempo para reponerse física, mental y emocionalmente. Están desesperadamente agarrados a la perseverancia, eludir el fracaso y mejorar sus vidas. Están constantemente ansiosos, inseguros y descompensados. Cada momento de éxito solo lleva a más exigencias. No hay apoyo ni felicidad.
La presión para ser productivos y eficientes sigue subiendo. Están entre el engaño y la decepción, con la constante sensación de fracaso que les embarga. Han de lidiar con el cansancio crónico y la fatiga mental. Un quirófano moral les lleva a desarrollar ansiedad, estrés psicológico y, a veces, problemas mentales.
masaje erótico de rechazo y fracaso sentado, encierra el alivio de no fallar más. Es el resultado de la trampa de la liminalidad. Están atrapados en el limbo entre dos mundos, sin el apoyo significativo de la familia. Se les dice que lo mejor que pueden hacer es servir a otros y no tienen más opción que obedecer.
Tienen que aguantar el desdén, el segregacionismo y el rechazo cotidiano para solo tratar de sobrevivir. Nadie se salva de su destino. El camino al éxito les lleva a pasar por un auténtico infierno. Están inmersos en una vida sin dirección, sin esperanza y sin resultados. Liberarse de este camino es arduo, pero hay algunos que lo consiguen.